Sólo para solitarios

Hace algunos años tuve un sueño en el que veía con toda claridad la portada de un libro que yo misma escribía. La fotografía era simple. Bajo el título de «Sólo para solitarios» había una taza blanca y desportillada de café en una mesa de madera sin tratar con una silla vacía. Era un café a solas en una mesa para dos… Todavía recuerdo la sensación que tuve al despertar. Fue tan revelador que sentí la necesidad de escribirlo. Pasaron los meses y algunos capítulos tomaron forma en mi ordenador, pero con el tiempo y los acontecimientos la idea se llenó de polvo.

En mi cabeza necesitaba dar forma a todas esas cosas con las que la sociedad nos empaña la mente y la personalidad. Quería acabar con las ofertas 2×1, los cruceros del amor y los kilos de comida que se empeñan en vender más barato en el supermercado para ti sola. Quería asesinar a esa idea tan poco acertada de pareja. Sí, pareja, cual calcetines que terminan olvidados en un cajón al ser separados. Incompletos e inservibles si no permanecen juntos… ¿Eso somos?

No daba ni doy crédito cuando veo caras de sorpresa al contar que me encanta disfrutar de una taza de café sola en una cafetería, ir sola al cine y al teatro o caminar por la noche sin más compañía que la de la música que escojo según me pida el estado de ánimo.

Me repetía siempre que creía en el amor y que, por eso mismo, no lo practicaba. Valoraba el amor que veía a mi alrededor y jamás encontraba nada autentico. Inseguridad, dependencia emocional, autoengaño y kilos de conformismo…  Nacemos con un ideal al que dedicamos toda nuestra energía y tiempo en alcanzar y terminamos por aceptar y resignarnos con el que más se aproxima a esa persona imaginaria… Desgraciadamente la imaginación y la realidad nunca solapan bien los márgenes y lo que parecía un éxito termina convirtiéndose en decepción y fracaso. Sufrimientos y derrotas que ocurren por no ser capaces de conseguir la única victoria que merece la pena lograr: saber estar con nosotros mismos.

Nacemos y morimos solos, pero seguimos cargando en otra persona la responsabilidad y posibilidad de sentirnos completos y plenos. No se me ocurre nada más egoísta y absurdo… No. No nos enseñan a aceptar nuestra propia compañía y la soledad escogida está mal vista. Añadimos a nuestros logros una emoción que se elige tener… Sólo debemos pensar en lo que dicen dos personas al ponerse al día después de un mundo sin verse: me licencié, estoy trabajando en esta empresa, me ME CASÉ y estoy viviendo en el mismo pueblo que Petunia. Ella se casó con Petunio y ahora puede respirar, hacer la fotosíntesis y tener cerebro. No, por favor.

El amor no es algo más en una lista de cosas por hacer ni un mérito. Tenemos el vicio de salir a buscar quimeras para completar puzzles que están ya completos. La felicidad es una actitud que elegimos tener. No se está ni se busca. Se ES, decidimos serlo. Las carcajadas y las risas fingidas y prolongadas segregan las mismas sustancias en nuestra cabeza.

Creo en el amor que es todo menos lo que mal etiquetamos constantemente por presión social y, tristemente, individual. Creo en el solo que no necesita tilde. Creo en una amistad sin exigencias con atracción física y apoyo emocional constante. Creo en el amor que no completa ni modifica. Creo en el amor que hace brillar más a dos piedras ya perfectamente pulidas.

4 pensamientos en “Sólo para solitarios

  1. Hola Elena, me alegra tu vuelta. El otro día cuando me enteré al pasar por mi casa, solo pude asomarme para enlazarme a tu blog y no perderte la pista, pero sin tiempo. Hoy me paso a leerte y comentarte.
    Interesante tu opinión, como siempre, con la que coincido en muchos aspectos, aunque de antemano te digo que yo estoy casada y muy contenta de ello. Sin embargo coincido con muchas cosas de las que dices, por ejemplo esa obsesión generalizada de cargar a otro con la posibilidad de sentirnos completos y plenos. Estoy totalmente en contra de ello. Somos uno y como uno que somos tenemos la completa capacidad de completarnos a nosotros mismos y no necesitamos que nadie nos complete. De hecho no creo que nadie nos complete.
    Me encanta ir sola por ahí, tomarme un café tranquilamente en una cafetería, tener mis momentos solo míos, salir de paseo con mi perrita, a la playa, hacer fotos sola por esos mundos y también me gusta estar con mi pareja. Si algo tenemos en común es que nos gusta tener nuestros momentos, ya que somos muy distintos y con gustos totalmente opuestos, es decir que ninguno de los dos le cargamos al otro completarlo porque creemos que cada unos es como es y eso está bien.

    Me alegra que estés de nuevo por estos lares.
    Un beso

  2. Si señora, el que sabe estar solo consigo mismo nunca estará sólo. Mañana público nuevo post en planetaanimalsite.wordpress.com igual también te gusta, gracias por tu apoyo!

Replica a helena Cancelar la respuesta